"Hay ocasiones en que al crítico le es especialmente difícil comentar la obra de un artista. Podemos seguir el proceso que ha seguido, mostrar las transformaciones, descubrir las constantes, pero el resultado final, la obra tiene siempre algo de inalcanzable. En el fondo, la tarea del crítico, diferente a la del historiador, que puede aferrarse a datos y hechos concretos, es imposible. Es por eso quizás tan atractiva, y todos acabamos siendo más o menos críticos, y ojalá comencemos siéndolo ante nosotros mismos. Esta dificultad es superior cuando la obra del artista se ha desnudado de todo aquello que no es esencial. No tenemos entonces asideros, y la dificultad se da desde el principio. Entonces es cuando la crítica, para hacerse posible, debe ceñirse más a la obra y crear, al mismo tiempo, un discurso paralelo que pueda lograr, metafóricamente, el infinito que es la obra de arte"
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Es bueno que, de la obra de un artista, conozcamos su manera de proceder, la solidez de su composición, las peculiaridades de su color, la fuerza de su pasión, la vibración de la sensibilidad, el impulso que da vida a estos factores y elementos, el horizonte al cual apunta los limites que trata de transgredir -función primordial del arte-, incluso su trayectoria, y que descubrimos los que logros conseguidos. Pero todo eso, tanto el espectador como el historiador y sobre todo el crítico, deben olvidarse cuando se encuentren delante de la obra, para dejarse empapar por la emoción"
JOSÉ CORREDOR-MATHEOS
(De “Salvador Alibau: una pintura esencial” en “Alibau, Obra i Técnica de la fibra de cel·lulosa”, Arola Editores, 2000. Original en catalán)
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