martes, 26 de enero de 2010

Hallazgo en Canarias


Filmoteca Canaria recupera un rollo de película de 28 milímetros filmado en Gran Canaria en 1915


La Filmoteca Canaria, dependiente de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno autonómico, ha recuperado un pequeño rollo de película filmado en Gran Canaria en el año 1915. Se trata de las imágenes más antiguas que se conservan filmadas por un canario. La película ha sido entregada a la Filmoteca por un familiar de Gustavo Navarro Nieto, quien fue fundador del diario La Provincia y presidente del Club Náutico de Las Palmas y hermano de Félix Navarro Nieto.


Este rollo de película de 28 milímetros, junto a otro que depositó otro familiar de los hermanos Gustavo y Félix Navarro Nieto en la Filmoteca Española hace varios años, y que se localizó gracias a la información que el cineasta vasco Ramón Saldías facilitó a la Filmoteca Canaria, son las imágenes más antiguas que se conservan filmadas por un canario y que se han localizado hasta el momento.


Uno de los niños que aparecen en la película es Julio Navarro, fundador de la Natación en Canarias. Las imágenes fueron filmadas en la playa de las Canteras, donde se encontraba el antiguo balneario y que en la actualidad ocupa el Hotel Reina Isabel.


En los dos rollos de película, tanto en el que se depositó en la Filmoteca Española como en el que se acaba de recuperar, aparecen imágenes familiares. La Filmoteca Canaria ha enviado la película a un laboratorio de Madrid y ha encargado una restauración y una digitalización.

martes, 19 de enero de 2010

Aristide Maillol, sculpteur

En la Sala de Exposiciones de La Pedrera. Exposición de Aristide Maillol. Una exposición muy completa, con pintura, pasteles, tapices. Con muchas esculturas, muy importantes. Monumentales la gran mayoría aunque también hay obras de pequeño formato. De repente, una pequeña salita, acomodada con unas sillas, y una proyección en DVD. La película se llama Aristide Maillol, sculpteur, dirigida por Jean Lodz, con Claude Renoir como director de fotografía.

Uno cree ver unas imágenes de aire roselliniano, y la naturaleza filmada con una naturalidad (perdón por la redundancia), que recuerda a Renoir. Pero sin embargo, lo que me emociona y que sólo más tarde acabo por reconocer, es ver a Maillol paseando, caminando, pintando, leyendo, hablando (diciendo Bon Dia, com va? a sus vecinos). Darme cuenta de que Maillol, más allá de sus esculturas, también fue un hombre, y no sólo un nombre, una firma.

Esta película puede que sea sólo un testimonio. Pero ojalá tuviésmos ese testimonio de todos los pintores que nos han emocionado. También de esos que desarrollaron su obra cuando el cine ya se había creado pero que (desafortunadamente) el cine nunca llegó a retratarlos.

domingo, 10 de enero de 2010

REVISIÓN CRÍTICA DEL CINE ESPAÑOL XXI

Generaciones

A estas alturas de la película, todo el mundo sabe que uno de los puntos de inflexión más importantes de la Historia del Cine, lo produjo un grupo de jovenes apasionados, antes críticos que cineastas, en los años 50 y 60, la primera generación que hizo películas con conocimiento de la Historia del Cine.

En España, esto también ocurrió, sólo que de forma diferente al resto del mundo, o mejor dicho, más tarde. Hacia mediados de los sesenta, un grupo de jóvenes empezó a escribir crítica en las revistas que iban naciendo, Film Ideal, Fotogramas, Nuestro Cine... Estos jóvenes habían viajado al extranjero, hablaban idiomas, leían ensayos, el franquismo les aburría, no tenían prejuicios ni cortapisas, poseían un hambre voraz de cine, y escribían de forma apasionada de las películas de la Nouvelle Vague, de Glauber Rocha, del cine del Este. Se llamaban Miguel Marías, Víctor Erice, César Santos Fontenla, Antón Eceiza, José Luis Egea, Claudio Guerín Hill, Ángel Fernández-Santos, Álvaro del Amo, Augusto Martínez Torres, Manuel Pérez Estremera, Francisco Llinás, Carlos Rodríguez Sanz, Iván Tubau, Jose Luis Guarner...

Todos ellos coquetearon con el cine en algún momento. Más allá de los casos obvios de Víctor Erice, de Claudio Guerín Hill, José Luis Egea (los tres firmantes de Los desafíos), Antón Eceiza o Álvaro del Amo, todos los demás hicieron numerosos cortos, colaboraron en los cortos de los compañeros y amigos de generación, y organizaron festivales, muestras y proyecciones para que sus cortos y los de sus compañeros se pudiesen ver.

Pero los nombres de esta generación componen un triste inventario de futuribles lastrados. ¿Qué hubiese pasado si...? En esa generación se encuentran las mejores promesas de renovación: Antonio Drove, Iván Zulueta (al fin engullido por su tomavistas), Vïctor Erice.

Hace poco, y muy silenciosamente, ha muerto Enrique Brasó, otro miembro más, y otro desconocido más, de esta generación. Nacido en 1848, escribió en las revistas Fotogramas (donde reseñó una película de una película que no existía) y Griffith. A principio de los setenta comienza a trabajar en Televisión Española, y en los Estudios Moro como montador. En 1977 realizá su primera película, In Memoriam, adaptación de un relato de Bioy Casares, con Eusebio Poncela y Geraldine Chaplin. Es una película interesantísma, con una atmósfera, cuanto menos, perturbadora. También sería su única película (algo que es muy de la época, de su generación; directores de una sola película).

Más tarde sólo haría un capítulo de la película colectiva "Cuentos Eróticos" junto a otras promesas de su generación (Chávarri, Alfonso Ungría, Josefina Molina, Emma Cohen... triste nómina) algunas producciones para TVE (siempre se menciona El mundo de Juan Lobón, que yo no he visto), guiones para Antonio Hernández (Lisboa, En la ciudad sin límites, Oculto). También escribió dos libros de cine; Carlos Saura y Conversaciones con Fernando Fernán Gómez. (Éste último, para quien esto escribe, es uno de los libros más interesantes sobre cine español que se han hecho, pues es de los pocos -quizá Memorias del tío Jess, de Jesús Franco- que no sólo te hablan de directores y actores y películas, sino también de sobornos, de conversaciones con censores, de vitas al MInisterio de Información, es decir, de cómo se hacía cine en el franquismo, en un difícil equilibrio entre arte y picaresca).

Se ha muerto Enrique Brasó y nadie ha dicho nada (Diego Galán en El País, algún foro en Internet). Y como nadie ha dicho nada, tampoco se dice que In memoriam es una gran película, que prometía una renovación en nuestro cine que nunca ha llegado. Cosas de otra generación