domingo, 14 de octubre de 2012

Entierro de un funcionario en primavera




Uno a veces piensa en el cine español como un cine de eslabones perdidos. Como de películas y directores que abrieron caminos que nadie siguió o nadie pudo seguir. La historia de la modernidad en el cine español es ésa, la de una modernidad que aparecía donde menos te lo esperabas (en el cine negro barcelonés, en el cine de terror de Jesús Franco, en el cine ye-yé, en las dos joyas de los sesenta de Fernando Fernán Gómez) menos donde tenía que aparecer; en ese momento inventado, Nuevo Cine Español, un tanto posibilista y provinciano (dicho esto a vuela pluma y sabiendo que habría que reflexionarlo más). La modernidad en el cine español es una historia de eslabones perdidos que muchas veces miraban a su propia tradición cultural.

Es éste el caso de Entierro de un funcionario en primavera, película de 1958 rodada por Jose María Zabalza. Una comedia negrísima, rodada de forma artesanal, amateur, digno eslabón de la no tan perdida tradición de la comedia española, la que nos lleva de Berlanga a Santiago Lorenzo (en todo los comentarios que se encuentran sobre la película se dice que Berlanga la situaba como una de las precursoras de la comedia negra española). Y otra vez, la prueba de que en los márgenes económicos del cine español (esta película se rodó de forma artesanal y adolece de esa falta de dinero, con un sonido horrible y un etalonaje inexistente) se encuentran esas pequeñas joyas que podrían hacer avanzar cualquier discurso a favor de una tradición de cine en este país.