Los primeros días de octubre se va a celebrar el I Congreso de la Cultura Iberoamericana, en México, que estará dedicado al cine. Obviamente, se va a hablar mucho de coproducción, de colaboración, de financiación, muchas veces, ocultando los intereses económicos tras conceptos como el de Cultura Común, Historia paralela, u otros conceptos de carácter más paternalista.
Paralelamente a las ponencias del congreso, se llevarán a cabo actividades paralelas, como proyecciones, ciclos… Entre estos ciclos se celebrarán los cien años de Manoel de Oliveira con una completa retrospectiva. Se ha buscado una efeméride como excusa, pero no haría falta: Manoel de Oliveira es el más grande –junto con Buñuel, qué duda cabe- director de esta región “iberoamericana”.
Este Congreso es una iniciativa del Gobierno Español, más concretamente del Ministerio de Cultura. De hecho, se puede decir que ha sido una idea personal (¿Una cabezonería?) del ministro, César Antonio Molina.
O sea, tenemos un congreso iberoamericano sobre cine donde se va a hablar mucho de la importancia –necesidad- de la coproducción y en el que se va a homenajear a Manoel de Oliveira, todo ello promovido por el Ministerio de Cultura español. Y ahí empiezan las contradicciones.
Manoel de Oliveira va a celebrar su 100º cumpleaños con el rodaje de una nueva película, Singularidades de una chica rubia, basada en la novela corta de Eça de Queiroz. La producción de esta película es española, y la lleva a cabo Luis Miñarro desde su productora Eddie Saeta. (Luis Miñarro es, desde su productora, la persona que mejor ha entendido la necesidad de acercar a cineastas latinoamericanos a nuestro país, permitiéndoles sacar adelante sus películas con un esquema de producción más solvente. Por ello, a producido a Lisandro Alonso, a José Enrique March o a Carlos Ameglio. ) El equipo de esta película contará con mayoría española: Licio Marcos, responsable del sonido; Óscar Peláez, jefe posproducción, Ricard Casals, encargado de mezclas, Ignasi Ruiz, de maquillaje… Pero el Ministerio de Cultura no la quiere apoyar, y por ello no le ha dado subvención alguna. Todavía no consigo entender el por qué.
En declaraciones a El Periódico de Catalunya, Luis Miñarro contó: "Es un homenaje a un autor esencial. Cannes, Venecia y Berlín han mostrado enorme interés. El próximo año puede suceder algo inaudito: que no haya exclusiva para que la cinta se proyecte fuera de concurso en todos los grandes certámenes". Es decir, el cine español podría mostrar su grandeza produciendo a uno de los grandes autores vivos, y eso se sabría en todo e mundo, en todos los festivales, paliando así la tristeza común con que la prensa advierte de que nuestro cine no está representado en Venecia o en Cannes. Pero el Ministerio de Cultura parece no entender de prestigio ni de autores, ni de presencia española en el exterior. Tampoco parece entender que la Cultura también es signo de acogida, y que una cultura es más fuerte cuantos más caben en ella.
Y por esta ignorancia puede que la película acabe por no hacerse, lo que sería un flaco favor a esa “cultura iberoamericana” que tanto se promocionará en el congreso de México. "La situación es desesperada. Asumir el 32% de la producción conlleva invertir 500.000 euros, y de momento no cuento con ninguna ayuda pública. Es necesaria una voluntad política. No podemos perder esta oportunidad. Los ministerios de Cultura de Francia y de Portugal han aportado ayudas, pero aquí, en España, a pesar de que la comisión le concedió una puntuación de siete sobre diez, el proyecto fue rechazado por un puro trámite burocrático. Faltaba el papel que confirmaba la participación de Portugal lo que con una simple llamada se hubiera arreglado".
Es decir, el Ministerio que quiere liderar la Cultura Iberoamericana da más importancia a los trámites administrativos que al talento. No me extraña que se subvencione a Fernando Colomo. Lo que sí me extraña es que César Antonio Molina pueda seguir creyéndose las grandes expresiones que dice, como por ejemplo, “Cultura Iberoamericana”. No sé, otra oportunidad perdida, supongo.
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