sábado, 23 de agosto de 2008

De maletas

En el texto anterior utilicé la metáfora “paredes tapiadas” para designar todos aquellos espacios donde se guardan secretos, archivos, papeles, películas desconocidas, que enriquecerían enormemente nuestro presente, nuestra mirada. Pero me he dado cuenta de que la metáfora, aunque bonita, es desacertada. Debería haber utilizado “maletas perdidas”.

Fue en una maleta guardada en un armario y que los herederos del pintor Gutiérrez Solana decidieron por fin donar, donde aparecieron cientos de cuartillas escritas a mano que completan la obra literaria del artista. Además, los títulos de estas cuartillas (“La España negra”, “Viaje por España”, “París”) muestran claramente cuánto nos pueden enseñar del pasado.

Fue una maleta enterrada durante treinta años la custodia de las fotografías de Agustín Centelles, el mejor testimonio de nuestros feroces (y hermosos) años treinta, con guerra civil incluida.

Y también Robert Capa tenía una maleta, que por fin, se ha encontrado

Todavía no consigo explicarme el por qué no ha sido publicitado el hallazgo de 127 rollos fotográficos de Robert Capa y (lo que es mejor por lo precoz de su muerte) de su compañera Gerda Taro, todos ellos tomados durante la Guerra Civil de la que venimos todos. Para mí es una de las noticias más importante del siglo. Quizá exagere, pero me gusta pensar en toda la luz que esas fotos arrojarán sobre los que sufrieron la guerra y su derrota amarga.

Hace unas semanas, Juan Villoro publicó una serie de artículos en El Periódico, donde con un estilo literario muy bueno, explicaba la historia de la maleta, del hallazgo, de las pesquisas. Yo me he propuesto publicar esos artículos, a razón de uno al día, tal como fueron publicados (como en los antiguos folletines que tan huérfanos nos han dejado con su desaparición).

Y ahora ya sí que no hay excusa: abramos las maletas de la casa de la abuela. Quién sabe, a lo mejor aparece el maletín negro de Walter Benjamin.

1 comentario:

Bremaneur dijo...

Leí en la prensa el hallazgo de la maleta de Capa. Lo ofrecían como algo anecdótico. Quedo a la espera de leer los textos de Villoro. Es un excelente narrador.